
No espero que digas nada.
Sólo quiero no pasar, por una vez,
de puntillas y decir que anoche me desperté
sintiendo que te perdí.
Sólo quiero no pasar, por una vez,
de puntillas y decir que anoche me desperté
sintiendo que te perdí.
Soñé que mi tren paraba.
Compartimos un instante y un café.
Fue un espejismo, lo sé.
Tu tren se te iba y no lo podías perder.
Maldito el café, maldito el andén,
maldito el tren que se largó
pero si todo fue sólo un sueño
¿A quién maldigo ahora yo?
Que aquello no se acabara
Le pedí desesperado a cualquier dios.
Como siempre no escuchó. Y mientras, te fuiste tú
del bar de aquella estación.
De vuelta con mi tristeza,
Mi equipaje más pesado me pareció.
¡Qué tontería pensar
Que en mi último andén el tiempo se fuera a parar!
Maldito el café, maldito el andén,
maldito el tren que se largó
pero si todo fue sólo un sueño
¿A quién maldigo ahora yo?
Compartimos un instante y un café.
Fue un espejismo, lo sé.
Tu tren se te iba y no lo podías perder.
Maldito el café, maldito el andén,
maldito el tren que se largó
pero si todo fue sólo un sueño
¿A quién maldigo ahora yo?
Que aquello no se acabara
Le pedí desesperado a cualquier dios.
Como siempre no escuchó. Y mientras, te fuiste tú
del bar de aquella estación.
De vuelta con mi tristeza,
Mi equipaje más pesado me pareció.
¡Qué tontería pensar
Que en mi último andén el tiempo se fuera a parar!
Maldito el café, maldito el andén,
maldito el tren que se largó
pero si todo fue sólo un sueño
¿A quién maldigo ahora yo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario